A ver si me pillas y me jalas de la sombra
y así me das impulso para levantar el sueño.
El sueño aquél de las manos de chantilly
y de atardeceres envueltos en pestañas rizadas;
con una mano abrochando esa cintura
y con tus labios resueltos
en encontrar miel de abejas en mi cuello.
Y en mi nariz pegada a la tuya,
serpenteando, y amarrándome con ese cabello
que sabía a durazno maduro
y olía a tu angelical sonrisa.
A ver si despejas mi horizonte
con tus nubes negras de terciopelo,
a ver, sí, si me acompañas todo el año
aunque te vea sólo un día como un espejismo;
a ver si bailamos un vals de aquellos
como dos estatuas encendidas en escarcha.
Y después de verte con estos ojos ciegos
podré inmovilizarme en la congoxosa dança.
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3 comentarios:
Genial y claro
lo siento, pero me tomaré la libertad de pasearme más seguido por tu blog, espero no te moleste. notable. saludos
No podría haber leído tu blog en un momento peor... Muero de nostalgia. Escribes bello.
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