14.7.09

Quería escribir algo triste, así como del YO de hace un par de años,
ese que huía del suicidio artificial, y etcétera;
pero sinceramente no puedo.
No digo que soy el más feliz del mundo,
pero no me lamento.
Extraño, debería: dejo de lado a muchos amigos,
LA persona que me importa me odia,
y para variar estoy aislado del mundo.

Y así es:
No tengo nada en este mundo,
todo lo que se hunde en mi frialdad
soporta hasta que se da cuenta que no gana nada;
y se va.
Así son las cosas, pues:
no hay nada que me dure mucho,
y no porque quiera,
sino porque dejo que las cosas me atraviesen;
nada es demasiado importante para mi
como para dar la vida por ello,
y cuando doy la piel y la sangre
recibo incomprensión y distancia.
Así sigue la vida:
No sé para dónde voy
ni quiero saberlo,
las reglas de la vida no me interesan,
yo no juego su juego.
Y lo más probable es que termine bajo el puente
mirando aquél cielo lleno de smog
que quise tener algún día y no pude,
y luego me muera de pulmonía,
pensando en todas esas cosas que perdí
por no hacer nada, por no jugármela en serio,
por no ser responsable u otras weas.

Pero a quién le importa en verdad?
si ni siquiera a mi me quita el sueño...
yo sonrío no más,
aunque a veces creo que es sólo
porque no sé llorar.