12.5.07

Las manos en el cuello,
la cabeza contra el muro.
No hay sangre;
donde no hay vida no hay sangre.
Los ojos inyectados
de verdades ocultas,
los músculos hirviendo
de la propia culpa.
Esas palabras mudas
que se caen boquiabiertas y conjuntas,
esas mismas malditas,
esas mismas lo sentencian
al flagelo, al dolor,
al hierro hirviente en la piel,
al suicidio impermutable ya,
invisible por el miedo
e invisible como el remordimiento
que le conduce a la propia muerte.

1 comentario:

María Constanza dijo...

Perdón, hoy es el día de llegar a blogs desconocidos y tener agradables sorpresas, lo sabías?
pero cmo dije en otro blog en este día, son cosas locas de la vida o no?
la cosa es bien simple
llegué aquí
leí
y quedé para dentro
claro como una película
y emocionalidad como las canciones de pink floyd
saludos y perdón lo colaa