18.6.08

Yo grito a los cristales
en un eco rítmico,
hasta desfallecer el significado
y
llenar los vacíos
estrujando los huesos de la nostalgia ajena.
¡Y qué importa
una mano menos,
qué, si la alegría se viste de artificio!

Yo la luz congelo,
mientras te dure esa torpeza.
Hasta que encuentres el silencio
que te di como sangriento regalo,
yo me quedo
con las venas abiertas
pintando este dolor desgastado.

3 comentarios:

María Constanza dijo...

Hace tiempo que no visitaba este lugar del ciberespacio
veo que tu talento va creciendo
suerte :)

María Constanza dijo...

Me pasa algo muy divertido con tu blog. Cada vez qye leo la misma entrada, según yo, es un texto distinto. Cada vez encuentro más cosas aca y es bastante grato.
saludos

manuel vallejos dijo...

oye... hay mejoría notoria en tus poemas, felicitaciones...